TEORÍA SOBRE POBLAMIENTO DE AMERICA : ASIÁTICA

TEORIA SOBRE EL POBLAMIENTO AMERICANO :

TEORIA ASIÁTICA


Autor: Arturo Gómez Alarcón

El primero en sospechar el origen asiático del hombre Americano, como ya mencionamos, fue el jesuita español Joseph de Acosta a fines del siglo XVI. Este erudito enarboló a favor de su tesis casi los mismos argumentos que tres siglos después esgrimiría el checo-norteamericano Alex Hrdlicka, quien ha pasado a ser considerado como el máximo defensor de esta teoría. Según Hrdlicka, los primeros pobladores de América habrían sido los cazadores paleomongoloides asiáticos que ingresaron por el Estrecho de Bering, a fines de la glaciación de Winsconsin, del periodo Plesitoceno, la Era del Hielo. Las oleadas migratorias habrían ingresado por el valle de Yucón de Alaska, en Norteamérica, para después dispersarse por el resto del continente.

El actual estrecho de Bering lo forman las aguas que cubren la plataforma continental que une a la península siberiana de Chukotsky con la península de Seward en Alaska. Esta plataforma, hoy sumergida, de una profundidad media de sólo 40 metros, constituyó una gran masa de tierra continua entre ambos continentes. Los estudiosos la conocen como Istmo de Beringia. Éste quedó al descubierto por el fenómeno de la “eustacia glacial”, que ocasionó el descenso del nivel del mar en 100 metros, durante la Glaciación de Wisconsin (o Wurm)del periodo Pleistoceno. Cierto es que la distancia entre el continente euroasiático y América es de unos 90 kilómetros, encontrándose en el medio las islas Diómedes y un poco más al sur el archipiélago de las islas Aleutianas, lo cual, perfectamente, pudo hacer más fácil el paso de una a otra masa continental durante el Pleistoceno Tardío y el Paleolítico Superior.


Los seguidores de esta teoría plantean que no sólo habrían avanzando hacia nuestro continente valiéndose del estrecho de Bering, sino a través de otras rutas menores, como las islas Aleutianas y la corriente marina del Kuro Shiwo.

La teoría inmigracionista asiática se apoya básicamente en semejanzas antroposomáticas entre el hombre asiático y los amerindios : cabellos lacios y oscuros, ojos con pliegue mongólico, pómulos anchos y salientes, dientes en forma de pala, rareza de pilosidad en la cara. También señaló la famosa “mancha mongólica”, una pigmentación verdosa congénita que tienen los asiáticos e indígenas americanos al nacer y que desaparece con el paso de los años. Hrdlicka era partidario del origen monoracial del poblamiento de América. Según él, entre los indios de América (mayas, quechuas o patagones) hay un conjunto de caracteres comunes que sugieren un origen común general. Este “aire de familia” se debería a que todos descienden de un tronco común: el asiático mongoloide.

Niño y mujer de raza asiática.

A favor de su tesis monoracial, Hrdlicka sostuvo también que todas las lenguas indígenas, como las asiáticas, eran polisintéticas y aglutinantes. Polisintéticas porque sus palabras están compuestas por muchos morfemas y aglutinantes porque sus palabras se forman al añadir varios prefijos y sufijos.

Es importante recordar que Hrdlicka era firme partidario de un poblamiento reciente, para él las primeras bandas llegaron recién a fines del Cuaternario (12 000 años a.C. aproximadamente) .

Si bien es cierto que la ruta de inmigración asiática es ampliamente aceptada por la comunidad científica internacional, Hrdlicka tuvo y tiene detractores. El punto más atacado es su tesis monoracial. Sus críticos (Paul Rivet y Mendes Correa, por ejemplo) consideran que, aparte de los mongoloides, también llegaron otros grupos migratorios paleolíticos, como melanésicos y australianos; es decir sostienen una tesis poliracial.

El portugués Mendes Correa explica: “La lista de los caracteres que, en opinión de Alex Hrdlicka, permiten la definición de un tipo general americano, no tiene el alcance que pudiera atribuírsele a primera vista. Se encuentran en ella muchos caracteres que no son comunes a todas las tribus de indios, sino apenas más o menos frecuentes entre ellos. Un gran número de estos caracteres aparecen en otros grupos étnicos y no poseen ningún valor específico diferencial desde el punto de vista etnológico. Es preciso también poner en evidencia que Hrdlicka señala entre los americanos que algunos caracteres importantes presentan una amplia variabilidad, lo cual habla a favor de una heterogeneidad antropológica. No se trata de variaciones individuales de un tipo, sino de diferencias diferencias importantes de medidas, de diferencias de tipos. El antropólogo americano dice por ejemplo, que el color de piel entre los indios varía de amarillo oscuro o moreno amarillento hasta el tono chocolate, pero dice que el color fundamental...es moreno amarillento. Es preciso ver en esta síntesis, en esta expresión ‘color fundamental’, no tanto la unidad real del color en América como un esfuerzo artificial para reunir tipos cromáticos diferentes. Hay en realidad pueblos que tienen uniformemente la piel de un color amarillo pálido y otros de un color casi negro.” (MENDES Correa. Nouvelle hypothèse sur le peuplement primitif de l’Amérique du Sud. Citado por Paul Rívet en : Los orígenes del hombre americano, pp. 74 y 75)

Indígena de Norteamérica

El antropólogo y lingüista Franz Boas demostró que no todas las lenguas americanas son polisintéticas y aglutinantes y que no existe un carácter común entre ellas. Y según el antropólogo Paul Rivet el estudio de los grupos sanguíneos no aporta tampoco un argumento a favor del exclusivo origen asiático de los indios americanos. Al respecto escribió: “ Estos (los ameriindios) se caracterizan, en conjunto, por una fuerte proporción del grupo O. En los pueblos asiáticos prevalecen el grupo B o el grupo A, mientras que el porcentaje del grupo O es siempre débil.” ( RIVET, Paul. Los orígenes del hombre americano, pp.79-84)


Sobre la antigüedad de las primeras oleadas migratorias, en las últimas décadas se han incrementado las evidencias de una presencia humana más remota en nuestro continente. La antigüedad de 12 000 años a.C. que planteaba Hardlicka, ha sido ampliamente superada por los nuevos hallazgos que explicaremos más adelante.